lunes, 27 de junio de 2011

Sueño Boloñes II

Anoche se me volvieron a aparecier J.L. y J.B.C.i.C., los dos duendecillos que a principio de curso se sentaron sobre mi hombro derecho e izquierdo, respectivamente, y empezaron a susurrarme al oído aquel diálogo que transcribí en la entrada sueño boloñés. Me hablaron así:

J.L.: ¡Cuánta razón tenías  J.B.C.i.C., y qué equivocado estaba yo! Los estudiantes no quieren, no pueden o no saben ser protagonistas de su aprendizaje. Y esta asignatura no ha logrado cambiar eso. Puede que en algún caso sí, pero demasiado pocos. Y ya sabes, los "buenos" sacan provecho de lo que sea.  Pero ¿qué han aprendido, que han sacado algo de provecho los otros, los "zoquetes"? Mucha participación, mucha evaluación contínua... ¿para qué? Para que copien, plagien, para que rellenen sin sentido sus blogs o sus trabajos, para que lleven a la práctica la "autoengañación". Reconozco que estaba equivocado. Por mucha Bolonia o lo que sea sigue y seguirá vigente la ley del mínimo esfuerzo, de la queja permanente, del desínterés, de la molicie. Y eso solo se vence con exigencia y control. El sistema es como es y si no se asume esa verdad solo obtendrás la etiqueta de "raro" o, en el peor de los casos, el desprecio o la burla por la espalda -de los estudiantes y de los compañeros-. Querido J.B.C.i.C., cuánta razón tenías razón: hay que centrarse en la clase magistral y el control individual de la adquisición de los contenidos del programa. En este contexto, todo lo demás lleva a la frustración de profesores y estudiantes, y la frustración lleva a la rabia. Y no me hables de intentos honestos por cambiar de veras y todas esas zarandajas... ¿Quién no intenta ser honesto a su manera? Además, con intentarlo no es suficiente cuando se sabe de antemano que no se puede o no se sabe lograr lo que se pretende... ¡o ni si quiera lo que se pretende lograr! Hay que retomar las riendas; elegir bien los contenidos, enseñarlos lo mejor posible y comprobar que se han aprendido. Meterse en berengenales innovacionales no resulta intrínsecamente valioso ¿Hay algo de malo en que el planteamiento de una asignatura sea sencillo? Nada, si el contenido es claro y la metodología de aprendizaje correcta. ¿Hay algo de malo en un planteamiento tradicional? No, siempre y cuando se sea justo y equitativo en la exigencia a los estudiantes. Diablos, ¡estamos en la enseñanza superior, no en el parbulario!

J.B.C.i.C.: Pues yo, en cambio,  después de la experiencia, creo que tú tenías razón. ¿Acaso no dirías que algunos aprendizajes y experiencias han supuesto oportunidades para formar educadores competentes? Al fin y al cabo, es de eso de lo que se trata, ¿no? Un ejemplo -uno entre muchos-: el aprendizaje de aprender todos de todos, y valorar la experiencia -incluidos los errores- como fuente de conocimiento, ¿no es valioso para un educador? Esos a los que tu llamas zoquetes, yo los llamo espectadores. Puede que hayan sido más pasivos, sí. Puede que se hayan equivocado y cometido errores, también. Pero esos espectadores han tenido la oportunidad de apreciar y protagonizar aprendizajes. No se puede reanimar a una golondrina aturdida a golpes. Hay que tener paciencia y confiar en que las oportunidades sean aprovechadas. Creo que tenías razón en que esperar que todo el mundo aprenda exactamente lo mismo y de la misma forma es EL error. Al menos el error en el ámbito educativo. A la hora de utilizar un martillo, no digo yo que no. Pero a la hora de educar... Y, querido J.L., ¿se han dado tantas y tan variadas oportunidades para adquirir aprendizajes educativamente valiosos (lo que no deja de ser una redundancia)! ¡SE han dado tantas y tan sorprendentemente valiosas aportaciones de los estudiantes! El problema es que no aprecias esas oportuidades y aportaciones en  lo que valen, que los estudiantes no las aprecian en lo que valen, que no le damos el valor que tiene a una comunidad de aprendizaje como la que se ha creado, con todos sus necesarios personajes. Siempre hay fallos, errores, carencias. Sin duda todo es mejorable. Pero me he convencido de que aquel primer día que hablamos tenías razón en algo: la mejor, o quizá la única forma de aprender algo valioso, es practicarlo y apreciarlo, en el doble sentido de la palabra. ¿No merece la pena intentarlo?

Me desperté agitado, pero luego me tranquilicé y me puse a preparar la asignatura del año que viene.

5 comentarios:

  1. Víctor, brillante entrada que recoge la esencia de lo que ha sido esta maravillosa aventura... me quedo con un poco de ambos duendes... ambos tienen razón y no la tienen.

    Me parece una forma genial de cerrar el curso, seguiré procesanto el post ya que da para mucho... ya te comentaré mis impresiones.

    ¡Gracias por hacernos soñar! Yo todavía no quiero despertar...

    Un saludo a todos...

    ResponderEliminar
  2. Como ya he dicho en muchas ocasiones por aquí, en mis escritos y en el cara a cara, siempre, SIEMPRE vale la pena intentarlo. Porque intentarlo es el primer paso, pese a que la mayoría piense que no es posible, pese a que uno mismo piense que es imposible. Intentarlo es la única posibilidad de hacerlo, de iniciar el cambio, porque al intentarlo ya se crea la realidad de que es posible intentarlo que ya es algo que de por sí la gente pensaría que no puede hacerse.

    Es un poco bucle filosófico, pero lo creo sinceramente, y lo creo porque en muchos casos la probabilidad me ha dado la razón y ese escaso porcentaje de posibilidad de ÉXITO se ha dado. ¿Y cuando no se da el éxito? Pues al menos lo has intentado y has podido ver cómo y porqué ha fallado, y estás son grandes herramientas para un nuevo intento. Porque en muchos casos el ÉXITO no se da a la primera, solo se da un éxito a medias, y tras varios intentos es cuando se consigue cambiar la Utopía por realidad, y esto vale por cualquier fracaso.

    Víctor y Pere, seguid así, ya tenéis parte del éxito. En muchos alumnos habéis producido un cambio importante y en otros simplemente les habéis mostrado otra forma viable de hacer las cosas, que ya de por sí es un logro en la sociedad actual.

    Un saludo. ; )

    P.D. Los textos muy buenos, pros y contras expresados de forma creativa, siempre es bueno hacer balance para la próxima.

    ResponderEliminar
  3. Precioso fragmento...
    Yo también me quedo con la idea de Samuel de que ambos duendecillos tienen y a la vez no tienen la razón.
    Y SÍ, rotundamente SÍ, siempre vale la pena intentarlo. Y no solamente en la educación, sino en la vida misma.

    Un saludo.

    ---Robert Sanchis---

    ResponderEliminar
  4. Estoy repreparando mi programación didáctica para las opos del año que viene, y buscando cosillas en internet he terminado leyendo este post, que ya había leído, pero no recordaba. Si tenía alguna duda de ciertos aspectos de la programación, ya no la tengo. Voy a intentar lo arriesgado, siempre será mejor que lo que ya sé que no funciona. Un saludo Víctor!

    ResponderEliminar